La cultura maorí
en Nueva Zelanda nos deja algunas leyendas que son dignas de atención, así que
hoy nos vamos a centrar en alguna de ellas. En algún post anterior ya os había
explicado alguna más.
Desde las
leyendas de los amantes de las estrellas cruzadas hasta la creación de la luz y
la oscuridad, estos mitos forman una historia oral del pueblo maorí que se ha
trasmitido de generación en generación hasta nuestros días.
Muchas de estas
creencias forman la base de las creencias maoríes, dándonos a conocer como los
maoríes pre-europeos vieron el mundo. Son de gran valor para todos aquellos que
estéis interesados en la cultura de esta etnia y sus vínculos del mundo humano,
natural y espiritual.
La
primera mujer
Según la leyenda
maorí, el mundo tal como lo conocemos se formó cuando Tane Mahuta, el dios del
bosque, distinguió a Ranginui, el padre del cielo, y Papatuanuku, la madre de
la tierra. Después, Tane Mahuta y sus hermanos fueron lentamente haciendo cosas
en la tierra y en el cielo. Cuando terminaron, crearon un mundo deslumbrante y
hermoso, pero no había gente para disfrutarlo.
Tane Mahuta
convenció a los dioses de que debían formar una mujer, que luego pudiera tener
hijos. Los dioses estuvieron de acuerdo, así que Tane Mahuta tomó la tierra
roja de Papatuanuku y la convirtió en una mujer. Impresionado, Tawhiri Matea,
dios de los vientos, susurró: “toma mi aliento. Dale la vida". Y así, Tane
Mahuta se inclinó sobre la mujer que había creado, puso su nariz contra la de
ella y respiró profundamente. Su pecho se movió, y ella estornudó -
"¡Tihei!"
Los dioses
estaban en éxtasis, y juntos le dieron el regalo de la vida y se hizo la
primera mujer, Hineahuone.
Hoy en día, el
hongi es el saludo tradicional de los maoríes. Se le conoce como el
"aliento de la vida" y se realiza presionando las narices, tal como
lo hizo Tane Mahuta para dar vida a Hineahuone.
Hinemoa
y Tutanekai, los amantes de las estrellas cruzadas de Rotorua
La historia de
amor de Hinemoa y Tutanekai se ha contado en las orillas del lago Rotorua
durante siglos. La leyenda maorí dice que Titanekai vivió en la isla Mokoia en
medio del lago Rotorua. Cada noche, Tutanekai tocaba su flauta y el sonido de
la música se podía escuchar a través del lago en el continente, en Owhata, en
este lugar encantó a la bella y noble Hinemoa que vivía allí. Cuando Tutanekai
remó en su waka (canoa) para visitar el continente, se encontró cara a cara con
Hinemoa y se enamoraron. Tutaneki volvió a su isla pero a partir de ese
momento, todas las tardes Tutanekai tocaba para poder guiar a Hinemoa a través
del agua hacia él, la familia de Hinemoa no aprobaba esta relación y,
sospechando que algo iba a ocurrir, escondieron todas las wakas (canoas), sin
embargo esto no detuvo a Hinemoa que en lugar de la canoa buscó seis calabazas
grandes, secas y vacías, las usó como flotadores y decidió nadar a la isla. Al
llegar, Hinemoa fue a parar a una piscina termal, Waikimihia, que se encontraba
cerca de donde vivía el joven Tutanekai, para calentarse después del largo
viaje por el agua fría del lago. Justo en ese momento Tutanekai envío a su
sirviente al lugar donde se encontraba Hinemoa para recoger agua. Esta
fingiendo ser un hombre hablando con voz ronca le preguntó para quien era el
agua y al averiguar que era para Tutanekai le rompió la calabaza en la que el
sirviente llevaba el agua. Después el sirviente volvió con Tutanekai a quién
informó de lo sucedido. Volvió a enviar al sirviente hasta Hinemoa, sin saber
que era ella, y todas las veces sucedió lo mismo. El joven furioso por lo sucedido
bajó hasta la fuente y para su alegría descubrió que era Hinemoa y ...vivieron
felices para siempre.
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