Central Otago es soleado, seco y marrón, con antiguas
montañas erosionadas, pero también puedes deleitarte con sus campos de hierba verde
bajo los Alpes y los ríos azules corriendo por ellos.
En la década de 1860 fue un lugar de oro, todavía pueden
verse los antiguos caminos mineros, las casas de piedra donde vivían y las
reliquias de la maquinaria de la mina.
Pero hoy en día, el auténtico oro de Central Otago es el vino. El
Pinot noir destaca en los viñedos más australes. Podrás degustarlo en la
mayoría de las bodegas.
Dunedin es conocida como el Edimburgo de Nueva
Zelanda, de hecho la palabra Dunedin es el vocablo celta de Edimburgo y los
planes originales de la ciudad estaban basados en los mismos que Edimburgo. Tiene una herencia escocesa muy arraigada y la
lleva con orgullo. Está rodeado de espectaculares colinas, a los pies de un
lago muerto, Dunedin es la ciudad de estilo victoriano y eduardino mejor
conservada en el hemisferio sur.
En la Península de Otago
existe una colonia de Albatros, en Punta Taiaroa y es la única colonia
continental en el mundo. También existe una de las poblaciones de pingüinos más
raros que puedes encontrar que son los pingüinos de ojos amarillos. La
Península de Otago tiene algunas de las especies de vida silvestre más raras en
el mundo. Dunedin a menudo es referido como la capital de la
fauna de Nueva Zelanda.
La fiebre del oro de Otago
atrajo a muchos inmigrantes, sobre todo
chinos, pero también irlandeses, italianos, franceses y alemanes. Los vínculos culturales
chinos siguen siendo fuertes. Muchos de los edificios de Dunedin se remontan a la
época de la fiebre del oro, la primera iglesia, la torre del reloj de la
Universidad de Otago, el Castillo Larnach y el Otago Boys High School. Oamaru
también es conocida por sus edificios de arquitectura victoriana y eduardina y
los edificios históricos de piedra blanca.
Dunedin además es la ciudad de las “primicias” de
Nueva Zelanda, la primera universidad, el primer periódico, las primeras
escuelas de medicina y odontología, la primera mujer abogado, la primera
galería de arte público. También tiene la calle más empinada del mundo, Baldwin
St., cada año hacen rodar por esa calle más de 30.000 caramelos de chocolate
para apoyar a una organización benéfica local.
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