Coromandel,
con sus playas de aguas cristalinas, bosques nativos y ambiente relajado, es
uno de los destinos turísticos más populares y queridos de Nueva Zelanda.
Coromandel es todo lo que una gran ciudad no es. Envuelto en la selva y con
playas de arena blanca deslumbrantes, es rústico, virgen y relajado. Puedes
optar a actividades y atracciones abundantes, desde paracaidismo en Whitianga
hasta una visita guiada en kayak alrededor de la costa.
Coromandel es un paraíso para los caminantes pero también
para poder sentarse y relajarse en una
piscina caliente y burbujeante en Hot Water Beach.
La Península de Coromandel
está en el borde occidental del Golfo de
Hauraki, es una estrecha franja de costa con una mezcla de naturaleza, es el
lugar clásico de vacaciones de los neozelandeses.
Coromandel
es un lugar que no ha perdido su belleza
natural, que no se ha echado a perder por el turismo. Con pistas para caminar
que siguen los valles y las pendientes de las selvas del interior, también nos
cuentan estos caminos historias de la minería del oro y de la explotación
forestal de los kauris. A lo largo de 400 kilómetros de costa, las playas
vírgenes nos ofrecen escenarios idílicos. Una especialidad de la zona son los
mariscos que se “cultivan” de forma sostenible en alta mar como son las ostras,
los mejillones y las vieiras.
Los pueblos antiguos maoríes que encontramos en la costa
de Coromandel evidencian algunos de los asentamientos más
antiguos de la Polinesia de Nueva Zelanda. El explorador británico Capitán
Cook, visitó Coromandel en 1769 para observar el tránsito del planeta Mercurio
a través de la cara del Sol. Esta misión se conmemoró dando nombre a las playas
como Mercury Bay y Cook’s Beach.
Atraídos por las descripciones de Cook de los árboles kauri los primeros
colonos europeos llegaron para talar los bosques. A finales de 1800 descubrieron oro en esta
área, es el primer registro que se tiene de descubrimiento de oro en Nueva
Zelanda. Entre 1862 y 1952 se produjeron 16 millones de toneladas de mineral de
oro.
En la Península de Coromandel podemos visitar Tangiaro Kiwi Retreat, que se
encuentra en el corazón del santuario Moehau Kiwi, uno de los primeros
santuarios del kiwi en Nueva Zelanda. Lo típico es sentarse por la noche en una
terraza a escuchar al kiwi. También podemos visitar Te Whanganui Hei que es una reserva marina que ha sido
vedada durante 20 años y la vida marina está prosperando. Podemos ver focas,
langostas, mantarrayas, pingüinos azules, delfines y orcas.
Imprescindible visitar Karangahake Gorge y su pasarela
“Windows” que sigue la antigua línea ferroviaria Waihi, la playa de Cathedral
Cove’s que aparece en la película Las crónicas de Narnia: El Príncipe Caspian y
Hot Water Beach donde podemos disfrutar de jacuzzis naturales.
El nombre de Coromandel
tiene un origen indio. La HMS Coromandel
fue la primera nave europea en traer colonos a esta región. Y la ciudad de
Thames que es la puerta de entrada a la Península de Coromandel, actualmente
con una población de 7.000 habitantes, una vez fue la mayor ciudad de Nueva
Zelanda y llegó a contar con más de 100 bares.
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